miércoles, 18 de abril de 2012

Corral de apestados de Francisco de Goya y Lucientes


Por el Dr. Alberto Ortíz
En 1792, Francisco de Goya, víctima de una enfermedad fue invitado a pasar una temporada en el palacete que poseía la Duquesa de Alba en Sanlúcar de Barrameda. Tras el período de convalecencia, ya recuperado en gran medida de la extraña enfermedad que había padecido, y que le provocó una sordera que le acompañaría el resto de su vida, continuó pintando pero en una vertiente muy diferente de la que había llevado hasta ese momento. Goya había desarrollado su carrera artística al abrigo de una selecta clientela que le había encargado principalmente retratos y algunos temas de carácter jocoso con fines decorativos. Será a partir de este instante, cuando Goya se incline por otro tipo de contenidos en sus lienzos, principalmente escenas de género, aunque con una visión sarcástica y caricaturesca de la realidad, que rozaban en algunas ocasiones lo fantástico, aunque sin olvidar un componente fundamentalmente trágico e incluso desagradable.





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